martes, septiembre 26, 2006

Capítulo 14. REMEMORANDO...

“El Mar es un amigo. Para lo que quieras él estará ahí. Todas las respuestas están en él.
Todas las respuestas, menos dos...No sabe qué es el Principio ni tampoco el Fin”

Para todo aquel que se ha iniciado en el mundo del surf, el mar es sin duda una fuente de energía enorme. El surf no es un deporte cualquiera. Su interacción directa con la naturaleza, el respeto que infunde el mismo mar, y la sensación apacible y reconfortante que te aporta, sin olvidar la inyección de adrenalina que comporta, no es comparable a nada en este mundo.

Las inconmensurables dimensiones del mar, el hecho de desconocer todo lo que alberga en su interior y el temor de no poder verlo acrecientan el respeto que se puede tener por él.
Cada día el sol y el mar juegan a las sombras de una manera que el mismísimo Poseidón parece que surgirá de su interior. Luego sin olvidar sus principales servidoras, las olas.

Parece ser que en ciertos lugares, estas fieles seguidoras tienen mayor rango que no en otros. Sin embargo, todas infunden respeto. Y a la hora de cabalgarlas mejor no insultarlas. El respeto es algo fundamental y aunque en ocasiones haya personas que lo olvidan, este empieza con las olas y acaba en nosotros mismos. Se empieza respetando la naturaleza pero sin olvidar al resto de personas y cosas.

Con el mar el alma se siente aliviada. La grandeza del asunto no da para menos. Las sensaciones son tan apabullantes que cualquier pesadumbre que puedas arrastrar se queda en la espuma de las olas cuando chocan contra tus pies. Contra una extensión más de tu cuerpo, tu tabla. Esa misma espuma que se forma al entrar en contacto contigo hace que se esfumen todos los problemas en cuestión de segundos. Y es que una vez se empieza ya no se puede pensar en nada más. Concentrado en realizar todos los movimientos en el instante adecuado y esperando a deslizarte por la ola el mayor tiempo posible para poder estudiar todos sus recovecos. Si ella te lo permite claro. Siempre se empieza así. Es como una relación de pareja. Se empieza desde abajo y a medida que os vais conociendo, ella te permite más cosas. La vas conociendo en mayor profundidad pero sin olvidar que no es como cualquiera de tus chicas, y que el respeto nunca se lo debes perder.
Como siempre se ha dicho, ojo con la mar que si algo es, es traicionera.

El mar mejora este molde. No lo convierte en único. Ni tampoco lo hace mejor ni más acabado. Simplemente lo limpia. Lo purifica.