
CAPÍTULO 7. Despertares
Son las diez y hoy el día va a ir bien.
Me despierto a las diez de la mañana con una luz tenue que entra por la ventana. Además he abierto los ojos sin la ayuda de ningún utensilio. Es magnífico cuando a estas horas te despiertas por tu cuenta. Simplemente no tienes mas sueño y te vas despertando poco a poco. Y a esto hay que añadirle la luz que entra. Una luz cálida y blanca. De esas con las que, como si fueses un hombre del tiempo, sabes que te espera un día caluroso con pocas nubes y con algún que otro banco de niebla en la meseta septentrional. Un día a los que yo llamo azul.
En estos días, adoro despertarme poco a poco y encender la radio después de un par de sueños en los que soy consciente de todo, en los que tejo las tramas y donde no hay duda que yo soy el héroe. Después de tentar a la fase inicial del sueño pongo en el dial un programa matinal destinado exclusivamente a música. Me gustan los programas locales. Ponen todo tipo de música y de vez en cuando sale algún oyente de avanzada edad llamando al programa para preguntar por una tontería de la que se podía enterar perfectamente en la peluquería o para que le expliquen el tarot. A pesar de ello el momento y sus reacciones son geniales. Seguramente como es gente de mis calles me hace más gracia.
Me despierto a las diez de la mañana con una luz tenue que entra por la ventana. Además he abierto los ojos sin la ayuda de ningún utensilio. Es magnífico cuando a estas horas te despiertas por tu cuenta. Simplemente no tienes mas sueño y te vas despertando poco a poco. Y a esto hay que añadirle la luz que entra. Una luz cálida y blanca. De esas con las que, como si fueses un hombre del tiempo, sabes que te espera un día caluroso con pocas nubes y con algún que otro banco de niebla en la meseta septentrional. Un día a los que yo llamo azul.
En estos días, adoro despertarme poco a poco y encender la radio después de un par de sueños en los que soy consciente de todo, en los que tejo las tramas y donde no hay duda que yo soy el héroe. Después de tentar a la fase inicial del sueño pongo en el dial un programa matinal destinado exclusivamente a música. Me gustan los programas locales. Ponen todo tipo de música y de vez en cuando sale algún oyente de avanzada edad llamando al programa para preguntar por una tontería de la que se podía enterar perfectamente en la peluquería o para que le expliquen el tarot. A pesar de ello el momento y sus reacciones son geniales. Seguramente como es gente de mis calles me hace más gracia.
Esta señora se parece a doña Aurelia, habla como ella, y de repente dice: - pos si eso dice mi horóscopo mejor que baje ahora mismito al parque a por un buen mozo. Aunque mas canas de las que he echado me parece que ya... hoy no cocino yo, ya verás guapa. –
Definitivamente es doña Aurelia.
Es lunes y no tengo porque preocuparme. Todo funciona bien y el señor Lorenzo se va a encargar de renovarme las pilas.
Ducha con máxima calma y después de unas semanas de fresco recuperamos el pantalón corto y las niponas. Tampoco va nada mal lo de ponerse los tejanos durante un par de días. Hacía tiempo que no los tocaba.
Y mientras me cambio suena esta canción: “Hace calor, hace calor, yo estaba esperando que cantes mi canción…”
La cosa va bien.
Suena el timbre.
Sea quien sea, hoy me va a disfrutar.
Es lunes y no tengo porque preocuparme. Todo funciona bien y el señor Lorenzo se va a encargar de renovarme las pilas.
Ducha con máxima calma y después de unas semanas de fresco recuperamos el pantalón corto y las niponas. Tampoco va nada mal lo de ponerse los tejanos durante un par de días. Hacía tiempo que no los tocaba.
Y mientras me cambio suena esta canción: “Hace calor, hace calor, yo estaba esperando que cantes mi canción…”
La cosa va bien.
Suena el timbre.
Sea quien sea, hoy me va a disfrutar.
(A mis chicos. Para que algún día nos despertemos de un modo parecido, en un lugar distinto, en un lugar anhelado, con buenas playas, con buenas olas y con buenas mujeres.
Sabiendo que la cosa va bien. )