jueves, abril 06, 2006

CAPÍTULO 6.0 Llegada a meta

Qué tiene de divertido ser mayor? Qué tiene de divertido tener responsabilidades?
A menudo nos autoengañamos pensando que ciertas cosas nos acercan la felicidad. Pensamos que tenemos sueños y que nuestra vida gira entorno a ellos. Crecemos, estudiamos, vamos a la universidad, encontramos un buen trabajo, y pensamos que es por una razón. Cuando en realidad no es por nada. Goebbles decía que si repetías una mentira mil veces se acababa convirtiendo en verdad. En una sociedad como lo actual, donde no se sabe distinguir entre lo que es veraz y lo que es falso, parece que cada vez buscamos los argumentos más simples y llanos. Los que no acarrearan ninguna insuficiencia a nuestro, ya débil de por sí, cerebro. Y uno bien sencillo es el de creer que todo lo que estamos haciendo es porque tenemos que tener una vida apacible y confortable que sólo podremos lograr si tenemos una carrera de cuatro o cinco años; con unas notas decentes que nos permitan entrar en un buen bufete, con una facultad que nos proporcione una lista de contactos considerable; con una competencia desleal y eliminando enemigos por allí donde pasamos.
En realidad nadie tiene ningún sueño. Dejamos de soñar cuando crecemos.
La naturaleza es sabia e intenta prevenirnos de ello. De pequeños las capacidades intelectuales son mayores. El cerebro de un niño pequeño es como el de una esponja y es capaz de asimilar una cantidad de datos que sería impensable de hacer una vez superados los diez años. Por no hablar de los veinte. El cerebro absorbe, pero la vida no le proporciona unos elementos capaces de ampliar sus ansias de conocimiento o de incentivar las sensaciones. La vida tal y como la concebimos proporciona elementos incoherentes que limitan el intelecto humano.
Se dice que muchos progresos en el campo científico jamás se podrán realizar porqué necesitan unos estudios diferentes a los que los hombres y las mujeres han realizado a lo largo de toda su vida. Se trata de una retrospectiva que devuelva la visión científica a unos orígenes, que permita reanudar el camino en otra dirección. Una dirección que permitirá abrir nuevas perspectivas.
Si se pudiese tomar un nuevo rumbo en la concepción de la vida quizás las personas serían más felices. La felicidad se suele asociar a una serie de metas. Y si estas no se consiguen alcanzar, jamás se obtiene una felicidad absoluta.
Pues bien, ya va siendo hora de reconsiderar las metas.

1 comentario:

Tukamán dijo...

Vaya, vaya, P:I:P:O. Qué gran reflexión, la tuya, verdad?
Qué quieres que te diga... pues que estoy completamente deacuerdo.

Cambiar es muy dificil, pero yo, por lo menos, he decidido plantearme algunas cosas en la vida.

Socialmente es imposible lograr dejar de soñar en metas, por eso, me estoy planteando seriamente instalarme en malón, con mi huerto, con mi labrador que caza liebres, con todo el monte, en vez de la vida, por delante.

Porqué la verdadera felicidad no se consigue marcandose metas. Se consigue rompiendo las fronteras que hay entre tu cuerpo y el cielo, el silencio, la tierra, y el fuego.

Así que has de renunciar a tu vida en la sociedad moderna. Eso es definitivamente el cambio de concepción del que hablas.

Yo ya he dicho que me lo voy aplantear por lo menos. Has de ser fuerte para tomar esta decisión... pero es que si la tomas, te aseguro que será la última de todas...por que a partir de entonces, ya por fin, no deberás responder ante nadie.